La doctora Elly caminaba por el corredor que llevaban a la sala de espera mientras revisaba, confundida, el expediente de Snowball. Aquel era el caso más extraño con el cual había tenido que lidiar en su carrera. Tendría que explicarle al dueño de Snowball la extraña situación y no sabía como hacerlo.

Elly abrió la puerta abatible preocupada dejando el expediente de Snowball sobre el mostrador.

Elly era la doctora en jefe de Happy Paws. En su oficina tenía toda una pared llena de los diplomas, constancias y títulos que probaban que era la doctora más capacitada en el hospital. Aun asi todo ello de nada o poco sirvió para hacerle sentir más tranquila con respecto a su diagnóstico.

Dos horas antes, el señor Erwin, el dueño de Snowball, había llegado muy preocupado al Happy Paws. Al ingresar, las enfermeras tomaron de inmediato la transportadora cerrada en la cual se encontraba Snowball y lo llevaron de urgencia a los consultorios mientras el señor Erwin, preocupado trató de registrar su ingreso en el escritorio de recepción.

- ¿Cuál es el nombre de su mascota?

-Snowball - Dijo Erwin limpiando sus empañados lentes con una voz temblorosa y preocupado.

- ¿Ha comido o tomado agua con normalidad?

-Si - Se apresuro a responder el señor Erwin.

- ¿Ha cambiado su comportamiento estos días?

-No, ha estado bien hasta hoy. - Las palabras se le encimaron.

- ¿Le ha pasado algo similar antes? -Preguntó la enfermera cada vez más preocupada.

-Jamás, es la primera vez. - Explico el señor Erwin.

- ¿Cuál es el motivo por el que nos visita?

-Es mi culpa.

-Tranquilo. No se preocupe. ¿Me puede aclarar más el motivo de la visita?

-Estaba haciendo un experimento y cuando abrí la transportadora estaba tirado.

-Entiendo. Tome asiento por favor y en un momento la doctora le dará los informes.

El señor Erwin era un respetado científico. y no podía entender por más que revisaba en su mente el experimento paso a paso como fue que sucedió aquello.

-Señor Schrödinger. - Dijo en voz alta Elly interrumpiendo los pensamientos del señor Erwin.

-Si, soy yo. - Se apresuro el señor Schrödinger a responder buscando a Elly con la mirada.

-Le voy a ser sincera, estoy demasiado confundida. Sin embargo, después de unos minutos una de las enfermeras ingresó al consultorio y...

- ¿Qué pasa doctora? ¿Snowball está bien? - Pregunto el preocupado Erwin.

- ¿Cómo le explico? Digamos que le tengo buenas y malas noticias.